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Mostrando las entradas de abril, 2022

El lenguaje de la galería, por Susana Celis

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  Las galerías de fútbol son espacios masculinizados, llenos de violencia machista, desde el lenguaje que se utiliza, hasta las agresiones que pueden llegar a sufrir algunas mujeres. Estaciones situaciones entre otras son las que son cuestionadas y combatidas por las agrupaciones feministas que se han confirmado desde 2018 en nuestro país.   Uno de los temas que más revuelo ha causado es la lucha contra el lenguaje violento, la cultura de la violación y por supuesto, la denigración expresada en un lenguaje feminizado.   Permanentemente los cánticos de la galería contra sus rivales implican denostarles con apelativos como “zorras, madres o monjas”, mientras el triunfo lo asocian a la paternidad (sí a la paternidad, en un país de padres ausentes) “El equipo X es nuestro hijo”. Y así podría enumerar ejemplos llenando miles de páginas.   Como hincha de la Universidad Católica quiero reparar en 2 cánticos comunes semana a semana: “Somos pocos, pero locos, soy cruzado hasta los cocos".

Prestigio/estigma, por Melissa Toro Guajardo

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  En una conferencia, la presentadora saluda a la audiencia: “Buen día a todes ”. Varias personas se miran con expresión de reproche en respuesta al uso del lenguaje elegido; a otras no parece importarles. Más adelante, la presentadora explica que la actividad se realizará en dos bloques divididos por un break . La palabra utilizada no causa reacciones negativas en la audiencia, sino que un alivio por el tiempo libre.   ¿Qué ocurre con las palabras todes y break ? Tienen diferente recepción en las personas. ¿Por qué? Por un lado, se nos presenta un grupo de hablantes que considera que el español es una lengua hermosa y precisa (lo que no se negará aquí), que no debe contaminarse con las “palabras inventadas con terminación -e”, es decir, defienden una versión conservadora del idioma. Sin embargo, el grupo no se escandaliza por la incorporación de palabras de otras lenguas, como es el caso de la voz inglesa break para designar una situación que ya tiene sus vocablos en español: inte

El #8M tiene sentido en colectividad, por Katherine Ponce

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  El #8M tiene sentido en colectividad, es el día donde se hace tangible que no estamos solas, nos juntamos en la plaza y sentimos que somos una fuerza, tenemos la certeza de no estar solas, que nuestras rabias e impotencias son compartidas y comprendidas por otras, desde esa empatía marchamos juntas y libres, cuadras caminando sin defensas, desactivamos la alerta constante a esas situaciones que vivimos desde chicas en la calle por ser mujeres; agarrones, acoso callejero o el ser perseguidas, intimidadas. Caminamos sin estar pendiente de si viene alguien atrás, si tendremos que acelerar el paso o correr para llegar a casa, gritamos en confianza sabiendo que las personas que nos rodean están ahí en la misma sintonía, en sororidad 

¿Desde qué lugar podemos situarnos hoy?: Polémicas digitales y discursos feministas desde las otras voces del mundo, por Sebastián Santander

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  Hoy vivimos como personas que son atravesadas por los discursos diarios, hipermediáticos e inevitables en torno a las diversas problemáticas que nos aquejan como humanidad. Nos cruza emocional, política, social, cultural y en casi todas las dimensiones que habitamos. Es así, que los feminismos se han develado y manifestado con fuerza en variados ámbitos del espacio social y comunitario, tanto el presencial como el digital. Considerando que una de las preocupaciones esenciales es el heteropatriarcado - y cualquier patriarcado -, que afecta a todos los cuerpos que habitan las sociedades ¿Desde qué lugar podemos situarnos hoy todas las otras personas fuera de las sujetas principales del feminismo? Personas trans, no binarias, maricas, cuirs, afrodescencientes, indígenas, personas empobrecidas y todas las que son oprimidas por las disciplinas del heteropatriarcado. Esas violencias que proliferan pero son constantes de la mayoría de los cuerpos que habitan la humanidad ¿Quiénes qu

Antes escribía de la guata, por Daniela Olivares

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  Antes escribía de la guata, generalmente de rabia. Volvimos a salir después de tiempo de encierro, pucha que lindo verles libres, haciendo las calles suyas, como muchas de nosotras nunca pudimos. Porque hubo tiempos donde esa incomodidad, esa sospecha en el ambiente de que algo no estaba bien se guardaba, era un sentir individual de niña rara, pesá, no se le ponía nombre. De grandes y no hace mucho, descubrimos juntas que lo no nombrado era patriarcado. Y llegaron po, igual que los dementores. Que nuestras cabras deben andar en grupo porque la U está en un sector de riesgo. Les gusta vernos con miedo, ¿pero saben?   Llega un momento en que el miedo se canaliza y comparte, transmuta. Nuestra rabia es transformadora, no destruye y a eso le temen. Las estudiantes son libres, no están solas y no van a retroceder ni un paso, porque nos sostenemos.   Antes escribía de rabia, hoy escribo porque me sostienen y yo ellas.

Así hablamos en mi familia, por Ingrid Figueroa

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  Mi mamá dice "gómito" y "golumpio". Cuando yo era chica, ella y su amiga atendían el quiosco del colegio de mi hermano y cuando sacaban las cuentas de lo recaudado en el día escribían:  "Tiosco" y lo subrayaban. Cuando ellas me preguntaron cómo se escribía yo con nueve años escribí "quiosco", pero me pareció que se veía feo, así que lo taché y escribí "kiosco".  Nunca corregí a mi mamá, no se me ocurrió decirle que la RAE no consideraba esas palabras, porque me bastaba con entender lo que me quería contar.  Hasta el día de hoy no se diferenciar entre el haz y el has, cada vez que las quiero usar googleo antes (la RAE aceptará la palabra googlear ?) no son las únicas palabras que busco antes de escribir, tampoco sé cómo se escriben los garabatos, los uso con bastante frecuencia (si, tengo un lenguaje bastante soez) pero escribo "weveo" en vez de "hueveo".  Mi papá odia cuando se usa el "todos y todas"

El regreso de las hojas, por Cris A. Jopia

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  Todo el mundo se mueve por el lenguaje. Pensar que a Kurisu le hizo recorrer 17350 kilómetros parece imposible para un área de conocimiento tan subvalorada. Cada día camina por los pasillos fríos de la Universidad de Tohoku escuchando conversaciones de las que entiende solo un 20%. Y sigue poniendo números, cifras y estadísticas a cada cosa que se le atraviesa. Debe ser la costumbre de usar la lógica algebraica por tanto tiempo, disciplina que solo ha servido para encadenar a las mentes que vuelan.   Mientras Kurisu transita desde el laboratorio hacia el pasillo que conecta con el patio de la universidad, le abordan pensamientos tan veloces como los Shinkansen que recorren este país. “¿Cómo me puede mover algo tan lejano a mi?” - se pregunta constantemente. Kurisu pensaba que el lenguaje solo era una herramienta comunicativa. Emisor, receptor, mensaje, contexto. Cuestionaba constantemente su bajo desempeño en todos estos dominios. Hasta que se dio cuenta que el problema es que ol

Fisuras, por Javiera Cedeño

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  Pienso-siento lo discursivo como canal de fractura de las estrategias dominantes de personas conservadoras, aunque quisiera decir de los hombres. Por supuesto hombre cis blanco y más blanco que sabe que entiende que educa que creó que lo natural que dios que el lenguaje, que con su actuar mi existencia vulnera. Digito con la rabia como manos -¿se nota?- con el grito y con la piel como recurso de búsqueda de un escenario de pertenencia. Que se deforme que se abra que aparezcamos, nosotras, nosotres a carne abierta de tanta batalla, puteando arañando por la calle por la casa por el sexo. Un trabajo periférico fundamental para la fisura y gestación de nuestra aparición en la realidad que domina(ba) nuestra lengua.     Javiera Cedeño

La colcha de retazos, por Viviana Román

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  Mis queridas Mariana y Julieta: Las palabras son muy importantes para vivir en el día a día. Gracias a ellas podemos conocer a otras personas, hacer amistades y aprender. Mejor dicho, las palabras nos conectan a nuestro mundo. Ellas -nuestras hermosas y poderosas palabras- forman una inmensa colcha, un mágico y variado tejido en el que podemos encontrar miles de colores y texturas. Es, por así decirlo, una gran colcha de retazos. Hoy quiero invitarlas a tomar su colcha, a tocarla, a reconocer en ella las palabras multicolor, que van cambiando y moviéndose como mariposas. Quiero que toquen las palabras de su colcha, que las huelan, que las prueben y que jueguen con ellas. Quiero que hagan una fiesta para celebrarlas: una fiesta en la que todas las personas estén invitadas, en la que nadie se quede por fuera. Quiero animarlas a que tomen su colcha mágica y se la lleven de paseo, para que cada niño, niña, mujer, hombre, anciana y anciano les aporten una nueva partecita del tejid