Prestigio/estigma, por Melissa Toro Guajardo

 


En una conferencia, la presentadora saluda a la audiencia: “Buen día a todes”. Varias personas se miran con expresión de reproche en respuesta al uso del lenguaje elegido; a otras no parece importarles. Más adelante, la presentadora explica que la actividad se realizará en dos bloques divididos por un break. La palabra utilizada no causa reacciones negativas en la audiencia, sino que un alivio por el tiempo libre.

 ¿Qué ocurre con las palabras todes y break? Tienen diferente recepción en las personas. ¿Por qué? Por un lado, se nos presenta un grupo de hablantes que considera que el español es una lengua hermosa y precisa (lo que no se negará aquí), que no debe contaminarse con las “palabras inventadas con terminación -e”, es decir, defienden una versión conservadora del idioma. Sin embargo, el grupo no se escandaliza por la incorporación de palabras de otras lenguas, como es el caso de la voz inglesa break para designar una situación que ya tiene sus vocablos en español: intermedio, recreo, receso. Por el otro lado, se puede comprender que exista un grupo de hablantes que sí quiera los cambios que otorgan las “palabras inventadas” en pro de que su lengua refleje su identidad.

 Por lo tanto, ¿por qué se acepta una palabra inglesa, pero no la modificación a una palabra del español? Tal vez estamos frente a la eterna disputa de prestigio v/s estigma, en que el primero se refleja en el mundialmente dominante inglés y el segundo, en las variaciones para visibilizar a comunidades históricamente reprimidas.

 

Melissa Toro Guajardo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El regreso de las hojas, por Cris A. Jopia

Antes escribía de la guata, por Daniela Olivares

La verdadera inclusión, por Mario Moreno