La colcha de retazos, por Viviana Román


 

Mis queridas Mariana y Julieta:

Las palabras son muy importantes para vivir en el día a día. Gracias a ellas podemos conocer a otras personas, hacer amistades y aprender. Mejor dicho, las palabras nos conectan a nuestro mundo.

Ellas -nuestras hermosas y poderosas palabras- forman una inmensa colcha, un mágico y variado tejido en el que podemos encontrar miles de colores y texturas. Es, por así decirlo, una gran colcha de retazos.

Hoy quiero invitarlas a tomar su colcha, a tocarla, a reconocer en ella las palabras multicolor, que van cambiando y moviéndose como mariposas. Quiero que toquen las palabras de su colcha, que las huelan, que las prueben y que jueguen con ellas. Quiero que hagan una fiesta para celebrarlas: una fiesta en la que todas las personas estén invitadas, en la que nadie se quede por fuera.

Quiero animarlas a que tomen su colcha mágica y se la lleven de paseo, para que cada niño, niña, mujer, hombre, anciana y anciano les aporten una nueva partecita del tejido.

Quiero que, cuando regresen a casa, felices de su aventura, traigan una colcha llenita de palabras nuevas, frutos de la experiencia y de todo lo que les da el mundo. Que esa colchita cada vez tenga más calor para dar, más abrigo para prestar en los días fríos y solitarios, y más espacio para que quienes les rodean puedan abrigarse también.

Quiero que, después de todo esto, puedan descubrir que ese fantástico tejido y las preciosas palabras que lo componen son las que nos permiten hacer del mundo un lugar donde se puede tener voz, un lugar donde los niños y las niñas pueden crecer en igualdad y donde pueden soñar con mañanas mejores. Donde los hombres y las mujeres andamos mano a mano. Donde todas las personas son tomadas en cuenta. Donde el silencio no es ley para nadie. Donde cada ser puede ser. Porque todo cabe en una colcha de retazos.

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