Antes escribía de la guata, por Daniela Olivares


 Antes escribía de la guata, generalmente de rabia. Volvimos a salir después de tiempo de encierro, pucha que lindo verles libres, haciendo las calles suyas, como muchas de nosotras nunca pudimos. Porque hubo tiempos donde esa incomodidad, esa sospecha en el ambiente de que algo no estaba bien se guardaba, era un sentir individual de niña rara, pesá, no se le ponía nombre. De grandes y no hace mucho, descubrimos juntas que lo no nombrado era patriarcado.

Y llegaron po, igual que los dementores. Que nuestras cabras deben andar en grupo porque la U está en un sector de riesgo. Les gusta vernos con miedo, ¿pero saben?  Llega un momento en que el miedo se canaliza y comparte, transmuta. Nuestra rabia es transformadora, no destruye y a eso le temen. Las estudiantes son libres, no están solas y no van a retroceder ni un paso, porque nos sostenemos.

 Antes escribía de rabia, hoy escribo porque me sostienen y yo ellas.

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