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Mostrando las entradas de octubre, 2021

A veces se me sale el generalizar en masculino y ni me doy cuenta, cuando me doy cuenta intento trabajarlo, pero sin culparme por cada vez que no lo logro, por Bárbara Aguiar

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  Hace un tiempo (bastante en realidad) leí en Facebook que una persona comentaba la corrección de un trabajo donde su docente a cargo señaló que el constante uso del “los y las” “trabajadores y trabajadoras” era muy “cansador” a la lectura y que a pesar de que entendía la intensión de visibilizar a las mujeres su relato a la larga era agotador… resulta que a mujeres y personas no binarias se nos ha omitido e incluso borrado sistemáticamente de diversos espacios y cuando empezamos a visibilizarnos con el uso de palabras como “las” o “les” ¿dicen que cansa? Realmente no entiendo, ni me importa que tanto pueda agotar al leer o escuchar lenguaje no binario y/o no masculino, considerando que en realidad la “O” no es neutra como nos intentan hacer creer o más bien como intentan imponerlo. Se podría decir que las palabras epicenas solucionan esto, personalmente me acomoda y me gusta bastante usar este tipo de palabras, las considero una gran alternativa e intento emplearlas para hablar y e

La verdadera inclusión, por Mario Moreno

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 Últimamente, me llama la atención el repentino interés de algunas personas por usar como argumento en contra del lenguaje inclusivo, y de manera repetitiva y sistemática, el uso del braille y la lengua de señas. Cito textual un comentario en facebook a continuación: “El único lenguaje inclusivo que conozco es el braile y el de señas. Me parece que esto no ofrece nada inclusivo sino un deformador del lenguaje”.  ¿En qué momento estas personas empezaron a mostrarse tan interesadas en la lengua de señas y el braille, reafirmando que son los únicos lenguajes inclusivos que consideran válidos o verdaderos?   En el caso particular del braille, estudios indican que no todas las personas en situación de discapacidad visual usan este alfabeto, y que no se considera como idioma o lenguaje. Siguiendo con el “lenguaje de señas”, tampoco podemos indicar que es un lenguaje o un idioma, sino más bien una lengua, y que además tiene diferenciación gramatical de acuerdo al país donde ésta se emplea

Lenguaje como herramienta de opresión, por Dani C. García

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Según uno que otro portal de internet, la definición de opresión consta de “una mayoría sometiendo a otra para su propio beneficio y dominación”. Entendiendo esto, podemos llevar la opresión a distintas realidades actuales: la constituyente, la conversación diaria y ¿por qué no decirlo? La semilla originaria del machismo y patriarcado. Se decía (y se dice) que el genérico a la hora de hablar era el masculino porque lo masculino era lo válido ya que esto era lo dominante. Y eso se perpetuó como la Vieja. La de la cueva. No la otra. Guiño. Pero, en estricto rigor ¿de verdad se perpetúa el machismo y el patriarcado con el lenguaje? La respuesta te sorprenderá. Si en un orden de elección de palabras, elegimos lo masculino antes de la femenina o algo más genérico, estamos indicando que lo masculino va antes y reforzamos esa idea: el macho primero porque el macho es válido. ¿Y por qué entonces el lenguaje es el primer paso para someter a las mujeres y a la disidencia? Fácil, la anu