Si tienes pene, eres hombre y si tienes vagina, eres mujer. Por Camilo Arancibia

 


"Si tienes pene eres hombre y si tienes vagina eres mujer"

            Seguramente quienes vivimos (al menos) en chile, hemos escuchado o leído esta frase más de alguna vez al hablar de educación sexual, identidad de género, lenguaje inclusivo, etc. pero, ¿de dónde viene esta falsa premisa?

             Habría que remontarse (sin querer ser irónico) a la edad media, donde, en el ese entonces "occidente del mundo" se comenzó a instaurar el modelo judeo-cristiano (y el islam en otras partes), imponiendo al género como una construcción biológica y binaria, que basaba en el matrimonio religioso el único espacio para la sexualidad y solo con fines reproductivos, demonizando a todo un abanico de cosmovisiones y diferentes formas de identidades tan únicas como personas en el mundo.

            A pesar de la expansión y colonización por quienes seguían estos modelos, existieron culturas en todos los continentes que se resistieron a estas creencias e imposiciones de vida, presentando una estructura social más flexible y dinámica que se adecuaba a las diferentes construcciones de género dentro de sus sociedades, mucho más complejas que las inspiradas solamente en la biología del cuerpo, y que eventualmente definieron y/o formaron parte de sus culturas:

        En América:

            -Los pueblos Amerindios, de América del norte, resaltan a las personas de "dos espíritus". Dentro de su cultura son aquellos que desafían la naturaleza, ya que suele implicar que un espíritu femenino y otro masculino conviven en el mismo cuerpo, por lo que se les reconoce socialmente como personas especiales, desarrollando papeles influyentes y guías espirituales dentro de sus comunidades.

La danza de dos espíritus, pintado por George Catlin.

            -Les Muxes y les Nguiu de Juchitán, en la región del istmo de Tehuantepec, en Oaxaca (Centro América). Esta gente pertenece a una sociedad indígena que se denomina el tercer género. Les Muxes son aquellas personas que nacieron biológicamente hombres, pero que adoptan roles tradicionalmente femeninos. Les Nguiu son quienes nacen biológicamente mujeres pero adoptan roles tradicionalmente masculinos. Antes de la colonia, la sociedad zapoteca indígena reconocía el tercer género. Las personas Muxes y Nguiu eran bien vistas en sus familias porque eran considerades una bendición. Desafortunadamente, con la llegada de colonizadores y sus creencias cristianas, la estigmatización a estas personas "diferentes" fue creciendo. Sin embargo, como muchas otras comunidades, continuaron desafiando el binarismo de género manteniendo su identidad cultural pese a todo y contra todo.

            -Les Nawikis en el pueblo rarámuri, en la cadena montañosa de Tarahumara (actual Noroeste de México). Para estas personas, la identidad de género varía en función de los ciclos lunares, rompiendo con la concepción de que esta identidad es permanente, fluctuando de mes en mes.

            -Les Kuna, un pueblo amerindio localizado en Panamá y Colombia (Sur América), reconocían a les Omeguid como un tercer género. Curiosamente, muy parecido a las creencias nativas de América del norte, las personas Omeguid eran quienes habían nacido con una identidad espiritual binaria, que les permitía existir en la naturaleza masculina y femenina. Esto se debía a que su rango espiritual era mucho más alto, entonces, en vez de reprimirles, la sociedad y sus familiares les protegían y estimulaban los comportamientos relacionados a las 'almas omeguid'.

        En Asia:

            -El pueblo Bugi, otro ejemplo de resistencia a esta imposición del género binario que se puede observar en la isla de Sulawesi (Indonesia, Sudeste Asiático). Una tribu principalmente de navegantes y comerciantes, antiguamente reconocides piratas, que sembraban el miedo en los corazones de los colonizadores europeos que se acercaban a sus costas. Esta sociedad reconoce 5 diferentes géneros. Makkunrai y oroani (mujer y hombre cis). Calalai, personas que nacen con cuerpos biológicamente femeninos, pero asumen roles de género tradicionalmente masculinos. Les Calabai que nacen con cuerpos biológicamente masculinos, pero asumen roles de género tradicionalmente femeninos y las personas Bissu, que no se consideran ni masculino ni femenino, sino que por encima de este concepto: como seres espirituales que encarnan las virtudes de ambos géneros a la vez. Esta concepción les hace ser percibides en su cultura como personas intermediarias entre mundos y generalmente ocupan un lugar influyente en sus comunidades. Según sus creencias reconocer este abanico de identidades es necesario para mantener el balance y la armonía entre el mundo y su gente, dándole cabida a la disparidad y a todos los beneficios que vienen con ella. Sin embargo, la radicalización y el avance del islam dentro de su cultura, a resultado en una persecución brutal a esta gente, invisibilizando la diversidad y estigmatizando su existencia.

            -Les Xanith de la cultura árabe (Actual Omán, Suroeste de Asia) que antes de que el Islam se radicalizara, los musulmanes reconocían y aceptaban a estas personas de género no binario.

            -Les Hijra, también personas de género no binario en la cultura India (Sur de Asia). Antiguamente se creía que tenían poderes y se les asignaban altos cargos en la sociedad, algo que fue cambiando con la llegada de colonos.

        En Oceanía:

            -Les Fa'afafine de la cultura Samoa (Dentro de las islas Polinesias en Oceanía del Este) también se consideran personas de un "tercer sexo". La sociedad samoana no les mira con malos ojos, por el contrario, se les respeta y están presentes en todos los aspectos de la sociedad samoana ejerciendo el oficio o profesión que estimen conveniente.

            -Les Mahu, en Hawai, algunas islas de la Polinesia y en Australia. Mahu significa "acoger los rasgos femeninos y masculinos que cada persona lleva dentro". Son personas socialmente respetadas, que fluctúan dentro del espectro del género.

        En África:

            -Les Sarombay en Madagascar; existen menciones de esta gente desde principios del siglo XIV. Son personas de género no binario, que no se identifican ni con hombres ni con mujeres. Socialmente eran respetades y podían desempeñar cualquier actividad en la que se sintieran a gusto.

        En Europa:

             -Las mujeres Burneshas de Albania (Europa meridional), quienes renuncian a su sexualidad para tomar el papel del "hombre de la familia", que si bien es un concepto occidentalmente tradicional, rompe con el estereotipo hegemónico.

            Lamentablemente, a pesar de que estas diversas construcciones de género se repiten en diferentes latitudes, también se repiten los intentos de invisibilizarlas, principalmente por las visiones religiosas preponderantes, que afectan directamente la calidad de vida de estas personas. Invisibilizar, es el mecanismo social más efectivo para suprimir la identidad de determinados grupos sociales o étnicos, dañando sus memorias colectivas e instalando estereotipos y generalizaciones con el propósito de imponer la superioridad de un grupo social sobre otro. En la medida en que estas visiones hegemónicas se logran permear en los distintos estratos sociales de las culturas "colonizadas" se va instaurando la estigmatización y la marginación hacia aquellas personas que no encajan en estos "nuevos y modernos" estándares sociales, generando finalmente: intolerancia,  intransigencia y violencia, tanto psicológica como física.

            Afortunadamente, hoy en día estas minorías, presentes no sólo en estas culturas, sino que en todos los países alrededor del mundo en comunidades LGBTIQ+, representan una disidencia a estas creencias hegemónicas que les estigmatizan, visibilizando que el género y la sexualidad no son sólo construcciones propias a la biología, sino que a un conjunto de factores mucho más complejos y diversos. Entonces, entendiendo que la diversidad cultural es inherente a su riqueza, podemos observar que cuando hay espacios de integración, tolerancia y visibilización, se les da la opción a estas minorías de participar activamente en sus comunidades, generando un enriquecimiento cultural, personal y social, sobre todo cuando la pluralidad se articula en virtud de interacciones cooperativas y solidarias.

 

 


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